Policía condenado a cadena perpetua por violación se fuga durante traslado a hospital en Lambayeque

En un alarmante incidente ocurrido en la madrugada de este miércoles, Idubis Trujillano Bustamante, un suboficial en retiro de la Policía Nacional del Perú (PNP) condenado a cadena perpetua por la violación sexual de su hija, logró escapar mientras era trasladado al Hospital Regional de Lambayeque. La fuga se registró alrededor de las 5:30 a.m., según confirmaron fuentes del Instituto Nacional Penitenciario (INPE), y las circunstancias exactas del escape aún están bajo investigación.

Trujillano, de 38 años, había sido sentenciado a cadena perpetua en diciembre de 2022 por la Corte Superior de Justicia de Lambayeque, tras ser hallado culpable de violar a su hija de 12 años, quien falleció con ocho meses de embarazo. Desde entonces, cumplía su condena en el Establecimiento Penitenciario de Chiclayo. El traslado al hospital se efectuó el 9 de agosto debido a un cuadro de hemorragia gastrointestinal y síndrome anémico.

A pesar de las estrictas medidas de seguridad en el hospital, Trujillano logró evadir la custodia del personal del INPE, quienes en ese momento estaban en huelga exigiendo mejores condiciones salariales. Como resultado de la fuga, dos técnicos penitenciarios, Iván Silva Rojas y Frank Ortiz Sandoval, han sido detenidos para esclarecer cómo se permitió la huida del condenado, quien permanece con paradero desconocido.

El INPE ha informado a la Policía Nacional del Perú para que se inicien de inmediato las acciones de búsqueda y recaptura del fugitivo. Asimismo, el Ministerio Público ha sido notificado para llevar a cabo las investigaciones necesarias y determinar las responsabilidades penales de los involucrados en el incidente. En paralelo, la Oficina de Asuntos Internos del INPE ha abierto una investigación para establecer posibles responsabilidades administrativas y disciplinarias en este caso.

Este incidente ha generado gran preocupación en la población, dado que Trujillano fue condenado por uno de los crímenes más atroces, y su escape plantea serias dudas sobre las medidas de seguridad y la capacidad de las autoridades penitenciarias para manejar a los presos peligrosos.